"Querida, nunca entendí para qué servían los castillos... hasta que nos volvimos todos tan demócratas".

sábado, 13 de noviembre de 2010

AMOR Y TIROS



Louella Parsons dijo...

Querido SANS-FOY:

Ya está todo preparado para la cacería.
Los puestos serán asignados por rango, como siempre se ha hecho en Parsons Manor.

Como sabrás, nuestro querido Perry Lacoste carece de cualquier título pero por fortuna, el conde de Enniscorthy ha cancelado la invitación (aunque no lo digan, estos irlandeses prefieren los salmones a los patos) por tanto, su puesto lo ocupará Perry.

He pensado en mi prima Cordelia para acompañarle. Es una magnífica tiradora y conoce a todos los asistentes lo que le será de gran utilidad a Lacoste para confraternizar con ellos mientras les sirven el brunch. Sólo espero que Perry no acuda vestido para jugar al croquet.

Como a ti no te gustan los tiros, lady Bo, tú y yo esperaremos a que regresen los cazadores jugando al brigde en el saloncito azul. Es un rincón encantador y será una excelente oportunidad para arreglar el desgraciado incidente de la rana viva en la sopa de lady Bo.
Conociendo lo orgullosa que soy, querido Eugène, espero que te hagas cargo de mi enorme sacrificio.

Os espero impaciente.
Lou

12:59 PM
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(Cousin Cordelia)

Monsieur de Sans-Foy dijo...

Santo Dios,LOU...
¿Tu prima Cordelia? ¿La bizca?
¿Es eso lo que estás tramando para el bueno de Perry?
Querida... ten un poco de caridad cristiana.

Intentaste encajársela a Clarence Hard-Pudding y escapó al Transvaal. Al pobre Cornelius Sweaty-Paddle le entraron arrebatos místicos -o eso dijo- y se largó al Sinaí...
Dios bendito, Lou... ¿Quieres despoblar Londres de hombres casaderos?

Creo que te dejaré a solas con Harriet y el brigde y me colocaré con Porridge en mi puesto de tiro.
Si McGrog va a estar de secretario de Rainer, procura instalarlos lejos. Recuerda que el año pasado Porridge y él se pasaron todo el santo día robándose faisanes.

See you soon

Eugène

1:31 PM
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(Grace)

Wilbur Porridge dijo...

Mi muy estimado Sean:

Ayer, de nuevo, Miss Bollington manifestó ciertas dudas acerca de la forma en que manejo los asuntos domésticos del señor. En esta ocasión el asunto tratado fue la limpieza, y a tal fin fui convocado al salón verde, donde Miss Bollington se dedicó a enumerar una serie de deficiencias. Y allí, sin dejar de hablar, se dedicó a vagar de un lado a otro de la estancia, a pasar el dedo índice por la superficie de los muebles y objetos, a contemplarlo a continuación con un mohín de disgusto, y a alzar finalmente los ojos al cielo. Y estarás de acuerdo conmigo en que es normal que el polvo se acumule en algunos objetos que no son habitualmente utilizados, como ocurre con los libros de la biblioteca del señor y demás elementos decorativos. Pero, cuando intente exponerle estos argumentos, ella me cortó, y, agitando ante mis narices el mismo índice que le había servido para comprobar la pulcritud de los muebles, me dijo que era evidente que las costumbres de la casa se habían relajado de una manera insoportable, que las cosas no podían continuar de ese modo, y que, en resumen, no estaba dirigiendo apropiadamente la casa de, en sus palabras, “su pichoncito”, que, también en sus palabras, se merecía lo mejor.

Consultado el señor al respecto, ha accedido a regañadientes a aumentar la magra dotación de sirvientas de la casa. Es por eso por lo que ahora me pongo en contacto contigo. He oído que recientemente Mrs. Milford ha despedido a Grace, la encantadora doncella de ojos de color esmeralda. Según tengo entendido, la medida, juzgada excesivamente severa por todo el personal masculino de la casa, se ha fundamentado en la reiteración de una conducta excesivamente liberal con dicho personal. Por eso me gustaría que me proporcionaras una dirección para ponerme en contacto con ella. En caso de que aún no haya encontrado trabajo, estaría muy interesado en contratar sus servicios. Y, en atención a la urgencia de la situación, estaría dispuesto a anular las malas referencias que, en su caso, Mrs. Milford pudiera aportar.

Sigue con salud.

W.

9:53 PM
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(Miss Eileen)

Monsieur de Sans-Foy dijo...

Querida LOU:

¿Sabes qué? Tengo una nueva ama de llaves.
Porridge lleva una semana martirizándome con su célebre rostro abatido.
Desde que Harriet frecuenta mi humilde nidito, los estándares de orden y limpieza se han incrementado exponencialmente, lo cual, al parecer, le priva de horas que antes dedicaba a otros quehaceres (ignoro cuales).

Con su habitual constancia persuasiva, me ha hecho ver la conveniencia de contratar un ama de llaves, preferiblemente irlandesa.
Él mismo se encargó de localizar una excelente candidata. Siguiendo sus sugerencias, me puse en contacto con el padre McNamara, quien, con su energía habitual, manifestó que tenía una candidata aún mejor que la de Porridge, y prometió encargarse del asunto.

Dado mi natural perezoso, encontré irresistible su ofrecimiento.
Miss Eileen llegará hoy de Tipperary.
"A ese perillán tuyo le va a encantar", dijo el padre McNamara, muerto de risa. Ignoro qué le hacía tanta gracia.

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Louella Parsons dijo...

Mi querido SANS-FOY,

Veo que te tomas muy a la ligera un tema tan trascendente como el del servicio y me veo en la obligación de aconsejarte que cualquier cambio que decidas introducir en el orden de los criados, debe contar sin duda con la supervisión de tu querida madre.
Eugène, me hago cargo de tu perfecta idiotez para dirigir estos asuntos y otros de cualquier naturaleza desde tu compromiso con lady Bo y por eso insisto en que madame la Comtesse debe encargarse de este delicado asunto del ama de llaves.

11:52 PM

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