"Querida, nunca entendí para qué servían los castillos... hasta que nos volvimos todos tan demócratas".

sábado, 26 de diciembre de 2009




Monsieur de Sans-Foy dijo...
Para Miss PARSONS:

LOU, querida... aquí va otra entrega de mi “Breve Historia de la Familia Parsons”, en seis volúmenes:

Giuglielmo Parsoni, compositor italio-americano, es uno de los miembros más ilustres de la familia, pese a proceder de una rama tan lateral que acaricia el barro de la bastardía. No entremos en detalles.

Giuglielmo Parsoni nació en Montepulciano, Italia, en 1905, hijo de una robusta lavandera toscana y un cierto gentilhombre inglés.
Educado por los Padres Teobaldos, aprendió a tocar el trombón a la edad de seis años. A la edad de nueve, le fue prohibido por el Consejo Municipal, bajo pena de azotes. Hubo de pasarse al violín, instrumento en el que destacó de inmediato.
Su sonatina per due violini, due viole e due piccoli fox-terrier figuró pronto entre las obras favoritas de los aficionados a la música contemporánea y a los perros de raza.
En 1927 se traslada a París, donde estrenaría su célebre oratorio: De Profundis, para gran orquesta, coro mixto y seis barítonos obesos en calzoncillos. La obra dividió al público entre los entusiastas de su obra y los que se mostraban dispuestos a partirle la cara.
Poco después, Parsoni se instala en Nueva York, donde el estreno de su cantata “Me and my friends” para cuatro tenores desnudos y untados con aceite, provoca maliciosos comentarios sobre su orientación sexual.

Instalado en Broadway, su primer musical, “El Crack” , no tuvo apenas éxito –era 1929 y la gente no estaba para chistecitos-
De esa época data su primera colaboración con Gershwin: la música para la película pornográfica “Summertime’s Salami”.

La muerte de su perro Caruso le sumió en una profunda depresión que el alcohol, las drogas y los donuts rellenos de crema no harían más que agravar:
Llego a pesar 190 kilos. Un peso decididamente excesivo en alguien que medía un metro cincuenta y cuatro... “Ni siquiera las corbatas me sirven”, dijo por entoces a Stravinski, (quien se ofreció a comprárselas a vil precio).

Sobrepuesto finalmente, emprendió una exitosa gira con el circo Barnum, tocando el violín en la jaula de los elefantes.
De cómo se convirtió en Count Fatsy, la gran estrella del jazz, hablaremos en una próxima entrega.

3:06 PM

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Louella Parsons dijo...
MONSIEUR querido,

lo único que mi familia ha heredado de Guigliemo Parsoni no fue su famoso oratorio (que nadie lo conoce) sino su título "de profundis" que nos lo apropiamos para denominar la forma en la que debe servirse la sopa de pescado, es decir, hundiendo el cucharón hasta el fondo de la sopera para coger los tropiezos.

5:03 PM

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Monsieur de Sans-Foy dijo...
LOU, querida, me preocupas:
¿Puedes explicarme cómo puede una PARSONS tener amigos en esos sitios?
Espero que la noticia no llegue a la Cámara de los Lores, porque, de otro modo, tu Rainer iba a verse más solo que Lord Stilton con su halitosis...

8:10 PM

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Louella Parsons dijo...
MONSIEUR:

Sabes que soy muy cautelosa con mis amistades pero a veces no puedo disipar la ternura que mi inspiran algunas personas sencillas, por supuesto, siempre y cuando tengan buenos modales. Querido, lo único que me asusta ya es la mala educación.

9:11 PM

miércoles, 23 de diciembre de 2009



Monsieur de Sans-Foy dijo...
PARA MISS PARSONS:

Lou, querida, te adjunto otro breve anticipo de mi "Breve Historia de la Familia Parsons", en seis volúmenes:

Aloysius Stuart-Parsons, quinto Lord Cheddar, fue el primer miembro de la familia en visitar España. Lo hizo en compañía del duque de Wellington, al que asesoraba en materia de logística, bridge y mujeres.
Cuando Su Majestad Jorge III reclamó la presencia de Aloysius en la Corte, el duque respondió:
“Sire: Lord Cheddar nos es militarmente imprescindible. Sin él, no sabríamos qué hacer después del té”.

Acabadas las contiendas napoleónicas, Aloysius se estableció en París, donde regentó una célebre casa de subastas. Casa que, andando los años, acabaría por convertirse en Sotheby’s... sólo que, en la época de Aloysius, lo que se subastaba eran señoras de buen ver, principalmente normandas. Hubo una tal Mme. Profiterol por la que el Sultán de Omán pagó trescientos luises en oro y la cama (que también era de oro).
Este y otros negocios igualmente honorables labraron la fortuna de Lord Cheddar, trabajador infatigable al que sólo se le conocía un vicio: dilapidar el dinero en vino, mujeres y rinocerontes de carreras.

En efecto: fue Aloysius Stuart-Parsons quien puso de moda en Europa las carreras de rinocerontes. Moda ciertamente efímera, pues sólo duró de marzo a septiembre de 1821, pero que se vivió con gran intensidad: Behetoven compuso su más célebre obertura en honor a “Coriolano”, su rinoceronte favorito.
Las carreras de rinocerontes habrían desbancado totalmente a las de caballos, de no ser por un desafortunado incidente que se produjo en el otoño de aquél año: Nadie conocía muy bien el comportamiento de esos nobles animales cuando entran en celo, cosa que, indefectiblemente, sucede en la primera quincena de septiembre:
Los cuarenta y tres rinocerontes machos y las dos hembras de las cuadras de Lord Cheddar en el Bois de Boulogne entraron en celo simultáneamente, hecho que provocó algunos contratiempos de orden público en el centro y alrededores de París... contratiempos que pudieron ser felizmente solucionados por las milicias urbanas, con la ayuda de la Santa Alianza.
Los muertos apenas pasaron del centenar, pero, aún así, la prensa sensacionalista consiguió hacer de ello un escándalo... y Lord Cheddar, arruinado y cojo (por un pisotón de Coriolano) hubo de partir hacia Londres.
Allí vivió olvidado y en la más absoluta de las miserias, hasta que el azar quiso unir su destino al de Mme. Profiterol, la bretona subastada, quien había huído finalmente del sultán, con gran satisfacción por parte de ambos.
Regentaba la francesa por entonces un pequeño restaurante en el Soho, y el talento financiero de Lord Cheddar lo hizo florecer hasta convertirse en una de las pastelerías más célebres de Inglaterra y buena parte del continente.

6:03 PM

lunes, 21 de diciembre de 2009



Louella Parsons dijo...
SANS-FOY, dear, tú sabes cuánto me apetecía acudir al baile de los Cumberland-Manzarbeitia y estrenar mi último sombrero de Philip Treacy pero, como sabrás, papá se cayó del caballo ese día y quedó tan dolorido que el doctor le aconsejó reposo absoluto y mamá, desbordada por la situación e incapaz de hacer nada útil, se recostó en su chester favorito tapizado con capitoné debiendo ser atendida igual que papá. Qué contrariedad.

Pero no renunciaré al placer malicioso de tu crónica social, empezando por el muermo de Dean Stilton cuyas intenciones hacia Mary Tipton no parece que desemboquen en nada que no sea su aburrida compañía. Y espero que mi primo Ambrose sofoque esos impulsos alocados hacia Rose Cumberland, esa criatura caprichosa que se sienta como un batracio y alza la voz como una tabernera.

Sans-Foy, querido, no me resulta difícil imaginar cómo disfrutaste con el espectáculo. Espero ardientemente todos los detalles mañana en la mesa de bridge.

8:57 PM

domingo, 20 de diciembre de 2009




Monsieur de Sans-Foy dijo...
A Miss PARSONS:

LOU, darling:
Chica... es una verdadera pena que no hayas podido venir al Ballo in Maschera de los Cumberland-Manzarbeitia. La cosa ha estado bastante animada: Asistió el Gotha al completo y, en tu ausencia, las gemelas Worcester estaban en su salsa: ¡No te imaginas, las maldades que han podido decir de todo el mundo!

De Mary Tipton apenas sé nada: estuvo todo el día con el Dean Stilton, su pretendiente, que es el mayor muermo conocido en sociedad desde que momificaron a Tutmosis VI
(Querida... Son esos momentos en los que uno se alegra de haber nacido papista)

El Príncipe de Gales no asistió, y todos agradecimos no tener que competir con Camilla por la ginebra.

Estuvieron tus primos Perrins, siempre tan revoltosos. (Para mí que el joven Ambrose siente predilección por la pequeña Cumberland: Durante el té, le derramó la crema encima... Y, en el baile, la pisó unas doce veces.

Ella no parece rechazarle, aunque hubo que llamar al doctor Collins para que le escayolase el tobillo).

En fin, confío en que tu Rainer, ese oso de los bosques de Hybernia, te prodigue las mismas atenciones.
Espero que tu resfriado mejore y, sinceramente... me alegro que lo de las lombrices fuese un bulo de Mary Tipton. (Menos mal que le ha dado por la maledicencia y no por la ginebra: un pretendiente como el suyo sacaría de sus casillas a cualquiera.

6:24 PM

viernes, 18 de diciembre de 2009




Monsieur de Sans-Foy dijo...
A Miss PARSONS:

LOUELLA, querida...
¿Es cierto que convaleces de lombrices?
Chica... me lo ha contado Mary Tipton y me costaba creerlo. Pero, ya sabes: Mary es TAN vehemente... Como la madre de Franco.
(Ah, no, calla... que ésa era Bahamonde)

En fin... sea lo que sea que te tiene postrada en el lecho del dolor, mejórate. Estamos en plena temporada: este fin de semana habrá Bal Masqué en casa de los Cumberland-Manzarbeita. Sí... son unos cursis, pero va TODO el mundo. No puedes faltar. Sencillamente, no puedes. (Imágínate lo que dirían Mary Tipton y las gemelas Worcester...)

Llévate las lombrices si quieres. Es el campo... estarán encantadas correteando por ahí.

Yours faithful &c...

9:35 AM

martes, 15 de diciembre de 2009


(Randolph Fitzparsons)

Louella Parsons dijo...
MONSIEUR querido,

¿Este Darren no era ese pariente pobre de tu amigo Alfred Williamson cuyo temor a quedarse sin tierras en el reparto familiar le tentó a casarse con aquella rica escocesa cuya inocencia habría bastado para cumplir su propósito?
Afortunadamente, su padre, un hombre que aplicaba su legendario escepticismo hasta sus últimas consecuencias, reconoció enseguida al farsante e impidió tan disparatada unión. Tras este fracaso, la desconfianza en si mismo se apoderó por completo del acomplejado Darren y desapareció sin dejar rastro.

10:31 AM

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Monsieur de Sans-Foy dijo...
DEAR LADY PARSONS:
No, no son esos Williamson, querida. No son gente de nuestra clase.
Estos desmanes vienen del empeño de tu bisabuelo Sir Reginald por escolarizar a la clase obrera.
Cuando en Parsons Manor se pagaba a los peones con vales de comida, la comarca era un remanso de paz. La caza bullía en los bosques, no había problemas de sobrepeso y los niños se convertían en mineros sanos y robustos.
Pero el progre de Sir Reginald -vergüenza del partido Tory- tuvo que hacer aquella apuesta con mi tio bisabuelo, el barón de Foy:

-Monsieur le baron: le apuesto mi cocinero francés a que, en un año, cualquiera de mis peones sabrá escribir su nombre.

-¿Incluirá su señoría también a Margie, la camarera, contra cien guineas?

-Por supuesto, querido barón.


Seis meses después, los peones demostraron su habilidad firmando un manifiesto en el que exigían la abolición de los castigos corporales, la jornada de 65 horas y el Sufragio Universal.

Así nos va...

11:05 AM

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Louella Parsons dijo...
SANS-FOY, sweety

Estás equivocado. Mi bisabuelo era extremadamente bondadoso y su loable intento por culturizar a sus criados carecía de cualquier interés que no fuera el bienestar de aquellos. Esta ardua tarea que con tanta ambición llevó a cabo, le valió no sólo injustas e inmerecidas opiniones que de él se vertieron en el Parlamento sino la ingratitud y deslealtad de sus sirvientes. Sir Reginald, incapaz de entender la traición, cayó en un estado de profunda melancolía del que nunca se repuso.

11:43 AM

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Monsieur de Sans-Foy dijo...
Querida LOU:
Como te prometí, te avanzo el comienzo de mi "Breve Historia de la Familia Parsons", en seis volúmenes":

El primer Parsons del que se tiene noticia es Randolph Fitzparsons “Pecho toro”, que aparece en el tapiz de Bayeux jugando a las tabas con Guillermo el Conquistador.
Randolph Fitzparsons fue célebre por su fuerza (es fama que, en cierta ocasión, mató un oso con un escarbadientes) Era, en cambio, algo corto de vista: casó tempranamente con una rica escocesa: Urganda la Pilosa.
Cuando, años después, descubrió que era un hombre, solicitó la nulidad del matrimonio, pero le fue denegada por el Papa mediante la célebre bula “Fastidiandum est”.
(CONTINUARÁ...)

11:34 AM

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Louella Parsons dijo...
Te vuelves a equivocar, querido MONSIEUR.
La candidez de la familia PARSONS es legendaria pero la envidia de los resentidos biógrafos les lleva a desear que hayan ocurrido acontecimientos tan poco razonables como lo que cuentas de ese tal Fitzparsons y que me niego a repetir.
Te encuentro algo desencaminado estos días. Cuídate de esa chismosa de Mary Tipton que frecuentas esta temporada, dear.

12:19 PM