"Querida, nunca entendí para qué servían los castillos... hasta que nos volvimos todos tan demócratas".

martes, 30 de marzo de 2010

¡ARNOLD FITZWILLIAMS!



Monsieur de Sans-Foy dijo...
Lou, querida...
¿Has visto al pequeño Arnold últimamente?
Me refiero al hijo menor de tu prima Adelaida... Ese querubín pecoso y rubicundo que nos encandilaba a todos con su cautivador encanto.

Veras... parece que, desde que le quité la vista de encima, ha perdido un poquito de cautivador encanto, aunque ha ganado bastante en capacidad de ataque y velocidad de huída.

Concretamente, el Domingo pasado, mientras me encaminaba distraídamente hacia la rosaleda, me pareció oír mi nombre desde las vidrieras del gabinete manchú.
Me acerqué, por si alguien estaba llamando discretamente mi atención -que para eso, a fin de cuentas, se hicieron las rosaledas- Y en efecto: me esperaba un claro, aunque inamistoso mensaje en forma de dos galones de agua de fregar, con la adición –o la redundancia, si se me permite- de un cubo de fregar de la capacidad antedicha.

Dirás, y dirás bien, querida, que dos galones da agua sucia no son cosa que pueda sacar a un caballero de sus casillas... Pero yo estoy entrenado para mantenerme en mis casillas y correr como un gamo escaleras arriba al mismo tiempo. Esta particularidad de mi carácter pareció desconcertar al emisario del mensaje, con el que no llegué intercambiar impresiones, porque, pese a que la escalera estaba oscura como la boca del lobo, se deslizó barandilla abajo como el tranvía de Brighton en una noche sin Luna.
No llegué a verle la cara, pero puedo señalar al culpable con dedo acusador, pues adjunto a estas letras va un pedazo de excelente paño inglés marcado con la etiqueta “Fitzwilliams, Arnld.”. Paño que formó parte de los pantalones del suprascrito hasta quedar enganchado entre mis vindicativos dedos.

Te ruego no tomes medidas correctivas contra él: Se trata de un inocente pasatiempo que resolveremos entre caballeros.
Símplemente, deja el pedazo de pantalón sobre su cama, junto con esta nota:

El tío Eugène te devuelve lo que es tuyo, y te promete mucho más para la misma zona en cuanto regrese.

Eso mantendrá su mente ocupada.

9:20 AM
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Ebenezer McGrog dijo...
Habrás notado, Rose, que el entusiasmo que siento por los franceses es muy parecido al que me producen las amebas. No es nada personal, se trata más bien de un sentimiento enraizado en la historia y, a ese respecto, no voy a avergonzarme ahora de que los McGrog hayamos contribuido en ocasiones a disminuir el censo de esa nación.

Sin embargo, dispuesto como estoy a hacer una excepción, admito que profeso gran simpatía hacia el caballero Sans-Foy, cuyo lugar de nacimiento se ve parcialmente redimido por el hecho de poseer algunos ancestros Plantagenet que acercan ambas orillas del Canal. El caso es que gusto de leer sus inteligentes composiciones poéticas, e incluso puedo llegar a olvidar en algunas ocasiones el intolerable trato que dispensa a las erres.

Pero si me preguntas por el criado de Monsieur, Rose, mi juicio ha de ser necesariamente severo: le conozco muy bien, -a mí no me la pega ningún condenado irlandés- y debo decirte que Porridge es astuto como una garduña. Podría contarte muchas de sus hazañas, pero baste ahora con señalar que tiene la mano tan larga como escaso el decoro. Así que te prevengo: harás bien en cuidarte muy mucho de sus zalemas.

12:20 PM
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Rose Downstairs dijo...
¿La mano larga, dice? Ese hombre es un auténtico sátiro, Sr. McGrog, un erotómano de manual. Me alegro que se haya dado ud cuenta de la catadura del tal Porrigde. Aún recuerdo los malabarismos manuales que el citado "pollo" intentaba por todo el contorno de YokiKi, la exótica asiática ama de cría del amanerado Sir Archibald Stewart-Litton durante la última Gala de Sirvientes de las Navidades pasadas. La pobre YokiKi, tan carnosa ella, no hacía más que intentar zafarse de las extremidades superiores de Porrigde, pero la velocidad que imprimía el irlandés a sus evoluciones manuales hacían estéril cualquier maniobra evasiva. ¡Qué tío! Aunque si he de serle sincera, Sr. McGrog, pienso que tal vez el esforzado Porridge se viera espoleado por el natural gesto de YokiKi, que al tener los ojos rasgados y boquita de piñón bien parece con una complaciente sonrisa continua. Sea como fuere, los originales movimientos de la pareja fueron premiados con el primer puesto en la modalidad de "break-dance por parejas a lo agarrado" con el consiguiente pase directo a las previas del concurso televisivo "Look who's dancing tonight" en el "BBC Silly's Channel". No se si a YokiKi le gustará Porridge, pero Sr. McGrog, la verdad es que nadie les quita lo bailao…

8:06 PM
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Ebenezer McGrog dijo...
No tan natural el gesto de la tal Yokiki, Rose, no tan natural. Y no es que quiera salir en defensa de Porridge, bien sabe componérselas él solo, pero he podido averiguar que el verdadero nombre de la susodicha es Mirami Mapita y, cuando fue descubierta por Sir Archibald, trabajaba como actriz en un teatro de variedades de Montevideo.

8:41 PM
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Rose Downstairs dijo...
¡No! ¡Cómo está el servicio, Sr. McGrog! Ya me parecía a mi que tanto aspaviento no podía ocultar la evidente complacencia con el magreo a tutiplén de Porridge. Mirami Mapita, Mirami Mapita…¿no fue también supervedette de la Mauri Emile Company?

9:15 PM

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