"Querida, nunca entendí para qué servían los castillos... hasta que nos volvimos todos tan demócratas".

viernes, 23 de abril de 2010

Ebenezer McGrog dijo...
El sentido de la responsabilidad, unido a la condición austera que acompaña al carácter de los McGrog, me obligan a intervenir ante lo que cabría calificar ya como un notorio desorden contable (lucho denodadamente por evitar el término “despendole”).

No ha podido ocultarse a tu natural perspicacia, Rose, que la venturosa relación de Milady con su prometido tiene como contrapartida el haber embarcado a esta casa en una desquiciada carrera de gastos suntuarios rayana en la prodigalidad y que sólo augura calamidades. Ahí está, como aviso a navegantes, el ejemplo del conde de Finchhatton, quien ha tenido que subastar su colección de manatíes disecados para hacer frente al socavón financiero ocasionado por los dislates de su joven esposa.

Lo más grave es que llueve sobre mojado: mi bisabuelo Alvin ya advirtió en su día a la tercera marquesa que un exceso de eventos festivos podía erosionar letalmente el patrimonio familiar. Su consejo no fue atendido y, desde luego, tampoco parece ahora que sea Lady Louella la llamada a poner coto a semejante despropósito (menos aún cuando su teutónico partenaire no se muestra muy dotado para el trabajo y sólo piensa en la onerosa holganza).

Así pues, las arcas de Parsons Manor se desangran, y el mal va a empeorar en los próximos meses si el Gobierno de Su Majestad insiste en emular a los bolcheviques y sube dos puntos las exorbitantes tasas que gravan la lana Cheviot, bastión asediado de nuestra menguante prosperidad.

La gravedad de esta amenaza fuerza mi designación como ministro de finanzas en la sombra con el propósito de acometer un drástico recorte de gastos superfluos. Tú, Rose, serás mi subsecretaria.

1:05 PM
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Monsieur de Sans-Foy dijo...
LOU, querida:

Sé que andas liadísima en Londres, comprando tus modelitos para Ascott y los bailes de Primavera.

Ayer recalé en Parsons Manor y hubo dos cosas que llamaron mi atención. Las dos cosas estaban siendo desempaquetadas, y tenían todo el aspecto de dos ENORMES dugongos disecados que, por lo visto, tu Rainer le ha comprado al bueno de Teddy Finch Hatton...

No estoy seguro de que coleccionar dugongos sea de buen tono... pero reconozco que estoy un poco fuera de onda últimamente.

En otro orden de cosas, te diré que, al pedir mi desayuno esta mañana, en lugar de los deliciosos brioches de costumbre, McGrog me ha traído un huevo duro y una bolsita de té que se ha sacado del bolsillo. Una bolsita que tenía todo el aspecto de no ser primeriza en el oficio...

Me ha parecido raro, pero soy del parecer de que es mejor no contradecir a McGrog. Con Porridge sigo la misma política desde hace años. Ahorra tiempo y problemas.

En fin, querida... este weekend estaré en Plumcake Castle: Lady Raspa se ha roto un tobillo. Evoluciona favorablemente, pero pueden surgir complicaciones...
(y si ello sucede, quiero estar cerca de sus 60.000 libras anuales).

Yours, faithful &c.

2:24 PM

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