"Querida, nunca entendí para qué servían los castillos... hasta que nos volvimos todos tan demócratas".

martes, 27 de abril de 2010

NEVER SURRENDER!



Louella Parsons dijo...
Mi querido SANS-FOY,

Siento que estoy perdiendo en control en Parsons Manor.

Desde que mamá se declaró inútil para cualquier decisión doméstica (y de cualquier otra índole) tuve que ser yo la que asumiera semejante responsabilidad.

Como te imaginarás, este cometido exige un trabajo extraordinario y, a veces, me siento desfallecer pero me digo a mi misma que una Parsons no debe amilanarse ante la perspectiva de escalar una enorme montaña y dignamente me recompongo.

Pero con lo que no contaba era con confabulaciones entre Rainer y la Sra. Muffwater.
Como lo oyes.

Sabes que a Muffwater siempre le tuve un miedo espantoso y nunca me he atrevido a cuestionarle un menú.
Su absoluto dominio del área cocina y anexos-, incluidos proveedores de víveres, afiladores de cuchillos y otras especies necesarias para la cocina de Muffwater-, es incuestionable e indestructible.

El caso es que, mi querido Eugène, Rainer y Muffwater se han aliado.

Desde hace algunas semanas en Parsons Manor cenamos todos los días ”sauerkraut”, esa horrible e indigesta col fermentada, comida favorita de Rainer, que todavía no he descubierto si es plato principal o acompañamiento de algo.

Muffwater dice que es muy saludable y que nos conviene a todos. No hay nada más que decir.

Querido, lo que no es saludable es mi existencia en esta casa.

5:40 PM
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Monsieur de Sans-Foy dijo...

Querida LOU:

Estoy francamente aterrado por tus noticias.
¡Sauerkraut!

¡Mi sangre normanda se rebela!
¿Para eso expulsamos a la Inquisición Española?
¿Para eso se marchitó la flor de nuestra juventud sobre los verdes campos de Francia?
¿Para eso combatimos por tierra, mar y aire?

¡Sauerkraut! ¡Dios Santo!
¡No en nuestra Isla!

El asunto es de tal gravedad que recabaré toda la ayuda posible.
Espero que Porridge nos asista con su proverbial clarividencia. Incluso estoy dispuesto a acudir al tío Seamus, ese oráculo rural (y pesetero).

De momento, te sugiero que le confíes tus cuitas a McGrog.
Últimamente le encuentro algo propenso a hacer economías (sospecho que las pastas mordidas que nos sirven con el té no son responsabilidad exclusiva del pequeño Arnold)
Apela a su patriotismo. Por ahí quizá consigamos algo.

Y encomiéndate a Dios y a San Jorge:
Rule, Britannia!
¡Venceremos!

5:56 PM
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Rose Downstairs dijo...
Vaya, la deutschefever alimentaria invade Parsons Manor. Sauerkraut, Chucrut, Steckrübeneintopf, Kohlrabi, Spätzle, Knödel, Mehrkornbrot, Apfelschorle y de postre tarta Selva Negra. Así me explico yo que la otra noche Milady se encaminase a su habitación marcando un perfecto y marcial paso de la oca…

6:16 PM
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Ebenezer McGrog dijo...
Sígueme, Rose, no tenemos un segundo que perder. He excavado un hoyo en el calvero de la tejeda y me propongo rellenarlo con todos esos tarros de bazofia goda antes de que el barón despierte de la siesta. Y ni una palabra de esto a Milady. Será un secreto entre nosotros: la delgada línea roja.

6:31 PM
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Rose Downstairs dijo...
Sr. McGrog, también tendremos que destruir todo el cultivo de coles que el prometido de Milady tiene de tapadillo en el cobertizo que hay junto al invernadero. Pero habrá que tener cuidado de no despertar a los temibles pastores alemanes que el señorito Rainer se trajo de su querida tierra germana para cuidar de que nadie le robara una sola col de su plantación. Tendremos que idear un plan para deshacernos de ellos. Estoy pensando que Mary Schelling-Dron me habló el otro día de ciertos pollos cargados con hormonas que obran maravillas en cuanto a desviaciones de los hombres en su natural ser de machotes…

7:05 PM

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