
Louella Parsons dijo...
El conde se ha ido sin despedirse.
Te lo advertí querido SANS-FOY: no nos conviene relacionarnos con esta suerte de aristócratas vanidosos y sin modales, cuyos orígenes desconocemos completamente. No se puede esperar nada bueno de ellos.
Hay dos clases de aristócratas: los nuestros y los demás. Tú verás si prefieres Bentleys o globos aerostáticos.
¿Cómo pude imaginar anoche que me podía interesar, aunque fuera remotamente, alguien que viaja en globo?
Eugène, tu macferlán está aquí. Cepillado y planchado. Si vienes tú mismo a recogerlo, no traigas a ningún conde. No te abriré la puerta.
8:03 PM
El conde se ha ido sin despedirse.
Te lo advertí querido SANS-FOY: no nos conviene relacionarnos con esta suerte de aristócratas vanidosos y sin modales, cuyos orígenes desconocemos completamente. No se puede esperar nada bueno de ellos.
Hay dos clases de aristócratas: los nuestros y los demás. Tú verás si prefieres Bentleys o globos aerostáticos.
¿Cómo pude imaginar anoche que me podía interesar, aunque fuera remotamente, alguien que viaja en globo?
Eugène, tu macferlán está aquí. Cepillado y planchado. Si vienes tú mismo a recogerlo, no traigas a ningún conde. No te abriré la puerta.
8:03 PM
No hay comentarios:
Publicar un comentario